Lectura Lucas 22:1-6
Se acercaba la Fiesta de los Panes sin Levadura, llamada la Pascua. Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo dar muerte a Jesús, pero temían al pueblo. Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce apóstoles . Y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo entregarles a Jesús. Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. Él aceptó, y buscaba una oportunidad para entregar a Jesús sin hacer un escándalo. ‘
Mientras Jesús acaba de hablar delante de todo el pueblo , en el templo, empiezan las maquinaciones.
¿Cuál es el objetivo de Satanás y sus secuaces? Matar a Jesús. Los sacerdotes, fariseos y escribas creen que la solución al alboroto que viene causando este galileo es matarlo. Como dice el refrán: “muerto el perro se terminó la rabia”.
Lo que ignoran es que nadie puede frustrar los planes de Dios, incluso esto que ellos están haciendo colabora en que la voluntad de Dios se cumpla. Jesús mismo lo ha dicho en varias ocasiones, es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado, sufra y entregue su vida. Y sin quererlo, ellos son simplemente una pieza más del plan de Dios.
Pero mira un detalle especial en su accionar. Todo lo que ellos hacen lo hacen a escondidas. Son hijos de las tinieblas, y como dignos hijos del padre de mentiras así se manejan.
Quieren deshacerse de Jesús, pero no se animan a arrestarlo delante de todo el pueblo. Jerusalén está llena de gente en estos días, así que echan mano de su malignidad y astucia y es Judas quien se presta a su juego.
Podríamos meditar en la traición de Judas, pero me gustaría llamarte la atención sobre estos dos aspectos de los que hablamos.
Satanás, los fariseos y el mismo Judas creen poder detener los planes de Dios. Frustrar su voluntad. Eso es imposible. Aún los enemigos de Dios, con sus ardides, terminan sometidos a la voluntad del Dios Soberano.
Aún los enemigos de Dios, con sus ardides, terminan sometidos a la voluntad del Dios Soberano.
Satanás y sus secuaces siempre se manejan en tinieblas, con engaños. Como dice Juan, al que hace lo malo no le gusta la luz, huye de ella (Juan 3:20).
PARA PENSAR: Como hijos de Dios, nosotros siempre debemos manejarnos con la verdad, aunque a veces pueda que esto podría perjudicarnos. Sin necesidad de ofender o buscar el conflicto siempre debemos estar dispuestos a ser honestos y sinceros, precisamente porque confiamos en que Dios tiene control sobre todas las cosas. ¡Dios te bendiga!