Nuestro texto de hoy
‘¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes mi obra en el Señor? Si para otros no soy apóstol, por lo menos para ustedes sí lo soy; pues ustedes son el sello de mi apostolado en el Señor. Mi defensa contra los que me examinan es esta: ¿No tenemos derecho a llevar con nosotros una esposa creyente, así como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas ? ¿O acaso solo Bernabé y yo no tenemos el derecho a no trabajar? ¿Quién ha servido alguna vez como soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿O quién cuida un rebaño y no bebe de la leche del rebaño? ¿Acaso digo esto según el juicio humano? ¿No dice también la ley esto mismo? Pues en la ley de Moisés está escrito: «No pondrás bozal al buey cuando trilla ». ¿Acaso le preocupan a Dios los bueyes? ¿O lo dice especialmente por nosotros? Sí, se escribió por nosotros, porque el que ara debe arar con esperanza, y el que trilla debe trillar con la esperanza de recibir de la cosecha . Si en ustedes sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de ustedes cosechemos lo material? Si otros tienen este derecho sobre ustedes, ¿no lo tenemos aún más nosotros? Sin embargo, no hemos usado este derecho, sino que sufrimos todo para no causar estorbo al evangelio de Cristo. ¿No saben que los que desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo, y los que regularmente sirven al altar, del altar reciben su parte? Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio. Pero yo de nada de esto me he aprovechado. Y no escribo esto para que así se haga conmigo. Porque mejor me fuera morir, que permitir que alguien me prive de esta gloria. Porque si predico el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo. Pues ¡ay de mí si no predico el evangelio! Porque si hago esto voluntariamente, tengo recompensa; pero si lo hago en contra de mi voluntad, un encargo se me ha confiado. ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Que al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho como predicador del evangelio. ¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber? ‘
1 Corintios 9:1-18
Meditemos
Cuánta pasión por predicar a Cristo hay en Pablo. Tanta que está dispuesto a dejar de lado sus derechos como apóstol y siervo.
¿Cuál es su derecho? Por medio de preguntas retóricas, es decir, de preguntas cuya respuesta es evidente, Pablo deja bien en claro su derecho a recibir una recompensa económica por su trabajo y servicio al Señor.
Si todos los demás tienen derecho a recompensa, ¿cómo no habría de tenerlo él? Si la ley establecía este principio. ¿Por qué sería él la excepción?
Incluso pareciera que Pablo está respondiendo a algún cuestionamiento.
Nota cuanto espacio dedica el apóstol a fundamentar su razonamiento. Desde uno y otro lado Pablo deja claro que no hay forma en la que nadie pueda afirmar que él, o cualquiera de los que sirven junto a él no tiene derecho a su sustento.
Es indiscutiblemente justo.
Y él renuncia a ese derecho… Una vez que su argumento es más que sólido Pablo les recuerda que él no ha hecho uso de ese derecho. Es más, renuncia a él. Porque su amor al evangelio es más grande. Porque su gozo es predicar el evangelio. Entonces puede ofrecer el evangelio gratuitamente, con liberalidad, y generosidad.
La razón es no ser estorbo para el evangelio de Cristo. Que nadie pueda decir que Pablo ha sido una carga, sino todo lo contrario.
Para Pablo, la predicación del evangelio es tan importante que incluso se llega a gozar cuando alguien lo anuncia por egoísmo.
Un detalle para señalar
Pablo incluso afirma que el Señor “ordenó” (διατάσσω-diatassō) que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio. El verbo diatasso significa aquí dispuso. Es decir que el sustento es un derecho, al que él gozosamente renuncia.
Para pensar
¿A qué estamos dispuestos a renunciar por causa del evangelio? ¿Qué valor tiene para nosotros que Cristo sea glorificado y su Palabra esparcida? ¿Cuanta más comodidad queremos?
Escrituras tomadas de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA), Copyright © 2005 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.NuevaBiblia.com