Lectura: Lucas 7:11-17
Una mujer, que ya había perdido a su esposo, pierde también a su único hijo. Y cuando llevaban a su hijo, para ser sepultado, ella y todos los que la acompañaban se encuentran con Jesús.
Jesús, que trae vida: en este caso literalmente. ¿Y no nos vemos nosotros reflejados en ese joven? ¿No fuimos nosotros rescatados de una muerte más profunda que la física?
Jesús, que tiene poder y autoridad: ¿Quién puede dar vida de esta manera sino el Hijo de Dios? Este milagro es una muestra más, en el Evangelio de Lucas, de la identidad divina del Hijo del Hombre. ¿Quién sino Dios mismo tiene el poder de vencer al pecado y la muerte?
Jesús, que muestra compasión: La mirada de Jesús fue una mirada compasiva hacia esa madre sufriente. La Biblia nos dice que esa es la mirada que Él tiene hacia nosotros, porque estamos perdidos y sin rumbo, como ovejas sin pastor.
Qué Jesús nos alcance y nos encuentre es, esencialmente, recibir vida. Eso es el Evangelio, que los perdidos tengamos rumbo, que los menospreciados tengamos valor, que los injustos seamos perdonados.
PARA PENSAR: Recordemos cada día que nuestra necesidad es Él.