Devocional

Confiados en todo tiempo (Lucas 21:10-24)

Lectura: Lucas 21:10-24 

 

‘Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación y reino contra reino; habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles, llevándoos ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. Esto os dará oportunidad de testificar. Por tanto, proponed en vuestros corazones no preparar de antemano vuestra defensa; porque yo os daré palabras y sabiduría que ninguno de vuestros adversarios podrá resistir ni refutar. Pero seréis entregados aun por padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Con vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas. Sin embargo, ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su desolación está cerca. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes, y los que estén en medio de la ciudad, aléjense; y los que estén en los campos, no entren en ella; porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. ¡Ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad sobre la tierra, e ira para este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.’ 

 

¿Está hablando el Señor de la destrucción de Jerusalén o del fin de los tiempos? Aunque tengo un entendimiento sobre esto considero que hay algo que podemos mirar en este pasaje independientemente de nuestra interpretación escatológica.

El panorama que pinta Jesús es aparentemente sombrío: habrá guerras y conflictos entre países, habrá pestes y enfermedades, los creyentes serán perseguidos, arrestados y llevados delante de las autoridades, en muchos casos serán sus mismas familias las que los denunciarán y entregarán.

Muchos, al leer estos pasajes, suelen identificar con claridad que son estos tiempos, los nuestros, los que se están describiendo. Y anuncian que la venida del Señor está pronta. 

Los que hemos creído en el Señor Jesús anhelamos su regreso, es una esperanza gloriosa la que tenemos, y es indudable que estamos cada día más cerca de ese glorioso día.

¿Ahora bien? Ese deseo de que el Señor regrese… ¿es un deseo de verle a Él y estar con Él para siempre o simplemente es un deseo de escapar de este mundo? Es cierto, nuestra mirada está puesta en los cielos, no somos ciudadanos de esta tierra y anhelamos el día en el que el Señor acabe con el pecado. Nuestra mirada debe estar puesta en el Señor y en Su Gloria.

Mientras aguardamos su venida, escucha lo que el Señor dice…

Si son arrestados y llevados delante de las autoridades por causa mía… ¡excelente!. ¡Es una oportunidad de dar testimonio del Evangelio! ¡El Espíritu estará con ustedes y les dará lo que deban decir! 

Si son perseguidos, y entregados incluso por los suyos…¡no teman! Yo los guardo, aunque les quiten la vida, ustedes están vivos porque yo les di vida.

Alguien dijo alguna vez que debemos vivir como si el Señor viniera mañana y trabajar como si viniera dentro de años. En todo, buscamos su gloria. 

 

PARA PENSAR: En medio de las dificultades y la confusión en la que sumerge nuestro mundo, ¿se afirman nuestros corazones en la certeza de sabernos suyos? 

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