Lectura: S. Lucas 9:1-6
En el pasaje que leemos hoy el Señor Jesús envía a sus discípulos a recorrer la región compartiendo el mensaje que han escuchado de Él mismo: “El Reino está entre ustedes, arrepiéntanse, busquen a Dios”
Meditemos en dos cuestiones interesantes:
La autoridad: aunque los discípulos no son gente especialmente preparada (no son rabinos ni sacerdotes) la autoridad de su mensaje no viene ni de su preparación ni de su falta de ella, sino de Aquel que los ha enviado. Damos gracias a Dios porque hoy hay excelentes maneras de formarse y prepararse para servir al Señor y es indispensable que todo aquel que quiera ser un obrero de Cristo, se prepare (con todos los medios a su alcance) para hacerlo. No obstante eso, siempre debemos recordar que Jesús es la vid, y nosotros los pámpanos, y que separados de Él nada podemos hacer. Él tiene, y Él da, poder y autoridad, si estamos dependiendo de Él.
El impacto de la predicación del Evangelio: allí donde los discípulos iban, compartían el mensaje. La predicación estaba acompañada de señales milagrosas, que apuntan a Jesús y su autoridad divina. Allí por donde los discípulos iban los enfermos eran sanados y los oprimidos por los demonios eran liberados. Pero allí donde fueran rechazados, los discípulos sacudían el polvo de sus pies, en señal de juicio. El Evangelio es salvación, y juicio (Juan 3:16-19)
PARA PENSAR: Pensando en estas dos cuestiones, ¿dependemos de Jesús y Su autoridad en toda circunstancia? ¿Somos conscientes de cómo el Evangelio, si es rechazado, deja al hombre en las tinieblas más profundas?