Lectura: Lucas 22:47-53
‘Mientras todavía estaba Él hablando, llegó una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce apóstoles, iba delante de ellos, y se acercó para besar a Jesús. Pero Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?». Cuando los que rodeaban a Jesús vieron lo que iba a suceder, dijeron: «Señor, ¿heriremos a espada?». Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Pero Jesús dijo: «¡Deténganse! Basta de esto». Y tocando la oreja al siervo, lo sanó. Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra Él: «¿Cómo contra un ladrón han salido con espadas y palos? Cuando estaba con ustedes cada día en el templo, no me echaron mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son de ustedes». ‘
La hora ha llegado, los amadores de la oscuridad vienen por Jesús, es la hora de los malvados.
Tinieblas en el corazón de Judas: Judas, uno de los doce, es quien entrega a Jesús en manos de los que lo quieren matar. Con un beso. ¿Cuán entenebrecido puede estar un corazón? Judas ha andado con Jesús por tres años, lo ha visto sanar a los enfermos, extender su mano al que sufre, anunciar un Reino de gracia, pero es Satanás quien ha ganado su corazón.
Tinieblas en los discípulos: aunque Satanás no ha penetrado en sus corazones, los discípulos están llenos de confusión en esta hora. Intentan enfrentarse a la turba con espada. Y el Señor debe llamar su atención. Esto es necesario, así debe ser, déjenlos hacer lo que quieren, esta es su hora.
Los siervos de las tinieblas: Los sacerdotes y escribas, que reclaman ser los dueños de la verdad, se han convertido, paradójicamente, en siervos de la oscuridad. Y vienen a Jesús en medio de la noche porque lo que quieren hacer es vergonzoso. Los hijos de Dios no se mueven en la oscuridad, sino que buscan la luz. La luz exhibe lo que somos, pero los siervos de las tinieblas viven de apariencias. Esta noche están mostrando su verdadero rostro. Las tinieblas odian, lastiman, matan. Eso es lo que quieren hacer.
PARA PENSAR: Jesús sabe que esta hora de oscuridad es necesaria, porque él ha venido a traer luz. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecen contra ella (Juan 1:5). La victoria de Cristo resplandece de manera tan poderosa que las tinieblas más profundas se deshacen.