Lectura: S. Lucas 5:12-16
Lucas nos cuenta en este pasaje cómo un leproso se acerca al Señor y es sanado. Es evidentemente un milagro del Señor que reafirma su poder sobre lo imposible, su naturaleza divina. Pero hay un par de aspectos interesantes a mirar…
El leproso: rechazado por toda la sociedad, sufriendo, imposibilitado incluso de relacionarse con su familia… ¿Cuánta desesperación había en él, cuánto dolor, para tomar el riesgo de acercarse a Jesús, exponiéndose al rechazo y la violencia? ¿Cuánta fe para postrarse y rogar a los pies del Señor afirmando que la voluntad del Señor podía transformar su vida?
Jesús: ¿Cuánto amor hay en Él para acercarse y abrazar lo inmundo de la lepra, lo que nadie tocaba ni abrazaba hace años? ¿Cuánta compasión y misericordia en unas simples palabras: “Quiero, sé limpio”? ¿Quién es este que tiene el poder de transformar una vida de tal manera, y no solo eso sino que desea hacerlo?
PARA PENSAR: A veces estamos en una posición similar a Jesús, frente al necesitado. ¿Mostramos Su amor y compasión? Pero en realidad somos como el leproso ¿Miramos con toda nuestra fe y esperanza a Jesús, el único que puede limpiarnos?