Lectura: Lucas 9:49-50
Si en nuestra lectura anterior vimos cómo en el Reino de Dios no había lugar para buscar posiciones de privilegio, hoy también podemos leer algo más acerca de ese Reino.
Los mismos discípulos que no pudieron liberar al demonio son los que cuentan que cuando apareció alguien que sí podía echar los demonios en el nombre de Jesús le impidieron hacerlo.
El fundamento de su actitud fueron los celos y en el sectarismo. “No anda con nosotros”.
Jesús les muestra que estaban equivocados, aun les falta mucho por aprender.
El Reino de Dios se trata de la grandeza y la belleza del Rey, no de los privilegios de los súbditos (que finalmente son dones, regalos inmerecidos).
El Reino de Dios se trata de la grandeza y la belleza del Rey, no de los privilegios de los súbditos
Los que pertenecemos a ese Reino hemos recibido nuestra ciudadanía por pura gracia, para que ninguna pueda jactarse de que había algún mérito en él.
¿No escogió Dios lo vil, lo menospreciado?
¿Quién es parte de ese Reino? Todo aquel al que el Rey quiere llamar. Y si el Rey o llama, es nuestro hermano, nuestro compañero de Camino…
PARA PENSAR: ¿Recordamos cada día cómo nos convertimos en ciudadanos de este Reino? ¿Cómo consideramos al resto de los llamados por el Rey?
Es hermoso recordar la gracia, para así ser humildes. Gracias por recordarnos esa valiosa verdad hermano Winkler