Por Lectura: S. Lucas 1:56
No sé si alguna vez había prestado atención al detalle de este versículo.
Si María visitó a Elisabet para comprobar que la palabra del ángel Gabriel era veraz. Si se sorprendió y maravilló de la gracia de Dios sobre su anciana prima, quien cuando era imposible que fuera mamá está evidentemente a punto de hacerlo.
¿Por qué se quedó tres meses allí?
Elisabet estaba embarazada de 6 meses (quienes han sido mejor saben lo que un embarazo implica). Esta futura mamá es de edad avanzada.
María se queda con ella en los últimos meses, sencillamente para servir.
Para acompañar a su prima, para ayudar en las tareas de la casa, para preparar todo para el bebé que nace. Para lo que sea necesario.
María, quien ha dicho “he aquí la sierva del Señor” nos deja un ejemplo de cómo ella encarna eso. En su humildad, y su amor traducidos en servicio.
Dios ponga en nosotros el corazón siervo de María. Que siempre nuestro amor por los demás se traduzca en acciones, sencillas pero tangibles.
PARA PENSAR: ¿Pedimos al Señor un corazón de siervo como el suyo? ¿Es María nuestro ejemplo en esto? ¿Hallamos gozo en el servir?
