Devocional

Nuestra redención se acerca (Lucas 21:25-28)

Lectura: Lucas 21:25-28

»Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas. » Entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas empiecen a suceder, levántense y alcen la cabeza, porque se acerca su redención».’

 

El pasaje que leemos hoy es parte de lo que venimos compartiendo en nuestras dos lecturas anteriores. En este, indudablemente, el tema es el regreso del Señor Jesús.

Y una vez más, Jesús contrasta de manera evidente cómo el mundo vivirá y experimentará ese suceso. 

El Universo entero anunciará este momento, con grandes señales en los cielos, en la tierra e incluso entre las naciones. Hasta las potencias de los cielos serán sacudidas. 

Expectación, angustia, temor llenarán el corazón de los hombres. Al pensar en los cambios que experimentamos hoy en día, anuncios, en todo caso, de lo que ha de venir, muchos se llenan de temor, se angustian, se desesperan. Algunos reaccionan pensando que pueden hacer algo por evitar una posible época de cambios drásticos en nuestro planeta. Construyen refugios, acumulan víveres, e incluso planean mudarse a Marte.
La perspectiva de un mundo que experimente fenómenos tan extremos es algo temido por el hombre desde siempre. 

¿Y nosotros qué? Cuando veamos al Hijo del Hombre venir con poder y gloria será el tiempo de levantar nuestras cabezas y levantarnos, porque será el tiempo de nuestra redención.

¿Y nosotros qué? Cuando veamos al Hijo del Hombre venir con poder y gloria será el tiempo de levantar nuestras cabezas y levantarnos, porque será el tiempo de nuestra redención.

Cuando el Señor venga toda rodilla se doblará delante de Él, algunos para lamentarse y llorar, mientras que otros para adorar gozosos al que prometió regresar por los suyos. 

Esa es la diferencia, ¿quién es Jesús para mí? ¿El que trae juicio y condena? ¿O el que viene a buscarme como parte del pueblo que Él compró? 

La pregunta no es cuándo viene, la pregunta es… ¿lo conozco? ¿soy suyo? ¿lo amo? 

La pregunta no es cuándo viene, la pregunta es… ¿lo conozco? ¿soy suyo? ¿lo amo? 

¿Cómo puedo saberlo?… ¿Reconozco mi pecado? ¿He buscado su perdón? ¿Creo y confío en que solo Él tiene el poder de salvarme y transformarme? ¿Aborrezco el pecado y camino en santidad? 

La pregunta no es si voy a la iglesia (aunque los suyos buscan a los suyos, sin excepción), si me he bautizado (aunque es una ordenanza que debemos guardar), si leo mi Biblia (aunque sin ella no viviríamos)… Todas estas cosas son necesarias, son medios de su gracia, pero la pregunta es… ¿lo conozco? ¿soy suyo? ¿lo amo? 

PARA PENSAR: El que ha de venir vendrá, y para los que le rechazaron será motivo de confusión y lamento. Pero para los suyos será tiempo de gozo. ¿Soy uno de los suyos? 

DEJA TU COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

0 %