Devocional

Pensamientos para el día a día (Proverbios 1:10,15)

“Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas. (…) Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas”

Proverbios 1:10,15

 

Ser sabios tiene que ver con usar el conocimiento que recibimos del Señor en nuestro caminar diario. El libro de proverbios va a contrastar todo el tiempo el estilo de vida de aquel que quiere vivir conforme a lo que agrada a Dios con la vida de los necios, los malvados, los impíos. 

Demás está decir que estos últimos son precisamente los que le dan la espalda a la sabiduría, que no es otra cosa que darle la espalda a Dios y no querer oír su voz. 

Solo un corazón nacido de nuevo, transformado por Cristo, es la clase de corazón que está dispuesto a escuchar a Dios, atesorar su voz y obedecerla. 

 El consejo sensato que el padre brinda al hijo en el pasaje de hoy es sencillo: cuida tus compañías. ¿Básico, verdad?, pero necesario. 

Hay aquí dos cuestiones interesantes para analizar…

En primer lugar, lo que quieren hacer los pecadores. El padre los describe como queriendo “engañar”. Sabemos que todos somos pecadores, pero este pasaje focaliza en aquellos que tienen un estilo de vida abiertamente pecaminoso, aquellos que pecan y se regodean en su pecado. Una característica llamativa de las personas que viven abiertamente en pecado es que, habitualmente, no quieren ser los únicos en vivir así, sino que arrastran a otros en su caída. A veces quieren aprovecharse de otros, más simples, más ingenuos. Quieren usarlos para su beneficio. ¡Así de dañino puede ser el egoísmo! Otras veces, sencillamente quieren arrastrar a los demás en su perdición. Aunque no haya un aparente beneficio en lo que hacen, los hijos de las tinieblas muchas veces arrastran a otros al pecado, porque son instrumentos de aquel que pretende eso: la destrucción y la muerte de los hombres. 

Por otro lado, es interesante el sabio consejo del padre al hijo: no solo es necesario que evites hacer lo malo, también es necesario que evites a los que andan en el mal camino. Hay un refrán que dice “dime con quién andas y te diré quién eres”. La idea es la misma. Es importante ser cuidadosos con nuestras compañías. 

No solo es necesario que evites hacer lo malo, también es necesario que evites a los que andan en el mal camino.

Los seres humanos solemos ser fácilmente influenciables. Rodearnos de gente que nos acerque a Dios y modele una vida de obediencia al Señor es una bendición. Andar en compañía de los malvados, tarde o temprano tendrá consecuencias dolorosas en nuestras vidas.

Aquí reside la sabiduría entonces, en rodearnos de personas que nos edifiquen y acerquen al Señor, y evitar a quienes quieren apartarnos de Él. 

Aquí reside la sabiduría entonces, en rodearnos de personas que nos edifiquen y acerquen al Señor, y evitar a quienes quieren apartarnos de Él. 

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