Cada semana me gustaría tomarnos unos minutos para pensar juntos en la Palabra del Señor. Un pasaje breve y algunos pensamientos que nos sirvan para seguir meditando acerca de cómo Dios nos enseña a vivir. ¿Y qué mejor manera de comenzar con esto que el libro de Proverbios?
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. (Proverbios 1:7)
Dos maneras de vivir: con sabiduría o con insensatez. No hay mucho que pensar, todos sabemos que la sabiduría es la mejor opción. De eso precisamente, se trata el libro de los proverbios, de cómo ser sabios. Ahora bien, la sabiduría de la que nos habla Proverbios no es el mero conocimiento de conceptos, sino que se centra en cómo caminamos sabiamente, cómo tomamos las mejores decisiones, cómo afrontamos los desafíos y dificultades, cómo nos relacionamos. ¿Comenzamos?
Leamos el pasaje al revés, comenzando desde el final. En este proverbio vemos un marcado contraste, como ya hemos dicho, entre la insensatez y la sabiduría. ¿Qué es un insensato? ¿Cómo podríamos describirlo? Básicamente es alguien que desprecia la sabiduría y la enseñanza. Ahí está la cuestión central, en su actitud de desprecio. El insensato es aquel que no tiene sentido en lo que hace (insensato=sin sentido). Tener al alcance algo bueno, valioso, y despreciarlo. ¡Es una locura! ¡No tiene explicación! Así que el insensato no solo es aquel que carece de sabiduría sino aquel que intencionalmente le da la espalda.
El contraste de esta actitud es la sabiduría. ¿Y qué es ser sabios? Lo que este pasaje nos dice es que el principio de la sabiduría es el temor de Jehová.
Podemos entender la palabra principio en dos sentidos, ambos válidos. En primer lugar, principio quiere decir comienzo. El pasaje nos va a indicar la manera en la que iniciamos a ser sabios. Podríamos leer muchos libros, aprender muchas cosas, pero todo esto no tiene un impacto real en nuestras vidas si no es el temor del Señor lo que nos motiva (el deseo de reconocerle, honrarle y amarle en todo lo que hacemos).
Por otro lado, principio también refiere a una ley o fundamento que rige nuestro comportamiento (por ejemplo, el amor a Dios y al prójimo es el principio que rige la vida de los discípulos de Cristo). Es decir, que todas nuestras decisiones, todas nuestras intenciones, todos nuestros anhelos, nazcan de una actitud de «temor al Señor».
Todo lo que soy, todo lo que hago, todo lo que deseo debe estar fundado en la posición y relación que vivo con el Dios que me creó.
Todo lo que soy, todo lo que hago, todo lo que deseo debe estar fundado en la posición y relación que vivo con el Dios que me creó.
Cuando hablamos del “temor de Jehová” lo que tenemos que entender, básicamente, es que el foco aquí está puesto en experimentar un sentido de respeto y reverencia que nace de saber quiénes y cómo somos nosotros y quién y cómo es Dios.
Temer a Dios, entonces, es estar completamente dedicado a su voluntad y sus recompensas, mientras que se conocen las tremendas consecuencias de no temerlo. (1)
Somos criaturas, finitas, limitadas, pecadoras. Él es Dios Creador, Eterno, y Santo… Entender esto “nos ubica”.
Tener un concepto adecuado de nosotros mismos y del Dios que nos creó, es el fundamento de la sabiduría. El colmo de la insensatez es desconocer esto (Dice el salmista que el necio es quien dice: “No hay Dios”).
Entonces, el libro de Proverbios nos va a enseñar a vivir de manera sabia, al enseñarnos a vivir de una manera que agrada y honra a Dios.
Comienza tus días en la presencia del Señor, en gratitud, en reverencia, en temor del Señor. Poner a Dios en primer lugar ordenará todo lo demás…
Una manera sabia de vivir es, entonces, que nuestros días estén marcados por este pensamiento. Comienza tus días en la presencia del Señor, en gratitud, en reverencia, en temor del Señor. Poner a Dios en primer lugar ordenará todo lo demás…
(1) Jolley, Marc A. 2016. «TEMOR». En Diccionario Bíblico Eerdmans, editado por Samuel Pagán, David Gómez Ruiz, y Marcos Antonio Eduino Pereira, 1709. Miami Gardens, FL: Editorial Patmos.