Lectura: Lucas 2:8-21
Son humildes pastores los que le dan la bienvenida al Rey. La creación toda debería estar adorando al Niño que ha venido a salvarnos pero los primeros en recibir la noticia son un grupo de hombres sencillos, simples, de Israel.
No son los sabios, ni los poderosos, ni los religiosos. Son ellos, los de corazón humilde los primeros en acercarse al pesebre y contemplar la maravilla de Jesús haciéndose hombre.
Aunque su primera reacción al aparecer el ángel fue experimentar un “gran temor”, inmediatamente se vieron rodeados de un coro celestial que anunciaba que había nacido Aquel que había venido a traer paz y reconciliación al mundo.
Tal como el ángel lo había anunciado encontraron al niño en pañales, en un pesebre, y salieron de allí alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto.
Lucas nos cuenta cómo, una y otra vez, Zacarías, María y ahora los pastores, reciben un anuncio de parte de un ángel, y a pesar de ello guardan cierta reserva, hasta que el Señor cumple plenamente lo anunciado. Y entonces alaban y glorifican al Señor.
PARA PENSAR: ¿Podemos identificarnos con los pastores en esta historia? ¿Apreciamos la maravilla del Dios que se hace cercano a nosotros?