Lectura: Lucas 12:54-59
Los seres humanos tenemos una fascinación con el clima, nos gusta saber si va a llover, si va a ser un lindo día, anticiparnos. Eso es más marcado aún en aquellos pueblos que viven de la agricultura, o en lugares donde el tiempo puede ser hostil.
Los judíos eran expertos en leer las señales climáticas. Y recurriendo a eso es que Jesús les dice que también deben usar esa habilidad para leer y entender los tiempos en la vida espiritual.
Las señales son claras, el Reino de Dios se ha acercado. Jesús recorre la tierra llamando al arrepentimiento. Su identidad y autoridad son evidentes en su poder sobre la enfermedad, los demonios, el clima mismo y hasta sobre la muerte. Pero ellos se niegan a ver, a escuchar.
Hoy es un tiempo en el que Dios sigue dándonos la oportunidad de despojarnos del pecado, mirar a Jesús y estar a cuenta con Él. Hay gracia, hay misericordia. Hoy es aún un día en el que tenemos la oportunidad de arrepentirnos y buscar a Dios.
Sepamos que habrá un día en el que el Señor volverá a juzgar a cada hombre. Y cada hombre se arrepentirá de sus pecados ese día, delante del Juez Justo y Santo. Pero hoy aún tenemos tiempo de experimentar el arrepentimiento que lleva a salvación, ese que nos hace nacer de nuevo, que nos hace contemplar maravillados el amor que Jesús derrama en la cruz.
Si no nos ponemos a cuenta con Dios hoy, mientras su mano de gracia y misericordia aún está extendida, en aquel día nuestro arrepentimiento estará lleno de angustia, por haber rechazado al único que puede salvarnos.
Busquemosle mientras Él aún puede ser hallado, llamemos a Él, mientras está cercano (Isaías 55:6).
A veces tenemos la tendencia a pensar que el día en el que el Señor venga a juzgar la tierra está lejano, pero ninguno de nosotros puede afirmar eso.
Sí podemos saber que aún estamos a tiempo de creer en Jesús, en ese día, si no lo hemos hecho, será tarde.
Aún estamos a tiempo de creer en Jesús, en ese día, si no lo hemos hecho, será tarde.
PARA PENSAR: Los discípulos de Jesús siempre debemos tener una actitud de humildad y arrepentimiento, de dependencia de la cruz. Nunca dejes pasar la oportunidad de buscar misericordia en el Señor.