Lectura: Lucas 3:1-20
Leemos hoy el mismo pasaje que en nuestra entrega anterior. En esa ocasión, al leerlo, reflexionamos sobre el momento particular en el que se levanta la voz de Dios a través de Juan y su mensaje. Miremos algunos detalles más:
Su misión: Juan está preparando el camino al Mesías. Jesús viene a transformar corazones, no superficialidades. El mensaje de Juan apunta a la raíz del problema porque eso es necesario cambiar. Y el que viene es el Único capaz de hacerlo. Tomar corazones de piedra y transformarlos con su amor y su verdad.
El Evangelio demanda sinceridad: el mensaje de Juan apunta al corazón, no a lo exterior. Es fácil crear una apariencia de devoción a Dios y ni siquiera conocerlo. Por eso es que el llamado de Juan es a la sinceridad. No nos engañemos a nosotros mismos. No podemos burlar a Aquel que conoce nuestros corazones.
El Evangelio es Juicio de Dios: El Evangelio es un regalo, y por Jesús nosotros somos reconciliados con Dios. Pero aquel que ya está condenado, lo rechaza. El hacha está a la raíz dice Juan. No hay otra buena noticia de parte de Dios. El Evangelio es el Pacto final y perfecto de Dios con la humanidad.
PARA PENSAR: ¿Nos examinamos a nosotros cada día, y dejamos al Espíritu mantener nuestros corazones sensibles al Evangelio?