Lectura: Lucas 11:5-13
En el pasaje anterior Jesús nos enseñaba, a nosotros sus discípulos, cómo debíamos orar. En este pasaje podemos ver el otro lado de la oración, cómo el Padre nos escucha.
El Señor nos muestra dos ejemplos que ilustran notablemente lo que quiere decirnos.
El primero de ellos es el del hombre que ya se ha acostado (él, su familia y hasta sus animales) y cerrado su casa. Un vecino que en medio de la noche insiste en pedirle algo de comer para un huésped inesperado. El que ha sido despertado, a pesar de no desear hacerlo termina levantándose por la insistencia del otro.
El segundo ejemplo es el de un padre que a pesar de sus limitaciones trata siempre de dar a sus hijos lo que él piensa que es lo mejor para ellos.
Entonces, ¿cómo Dios no ha de estar dispuesto a escuchar nuestra oración? Él no es como el que duerme, sus oídos siempre están dispuestos a escucharnos, él se complace en que nos dirijamos en oración a Él.
El autor Tim Keller lo expresa así:“La única persona que se atreve a despertar a un rey a las 3 de la madrugada para pedir un vaso de agua es su pequeño hijo. Ese tipo de acceso tenemos nosotros en la oración”
“La única persona que se atreve a despertar a un rey a las 3 de la madrugada para pedir un vaso de agua es su pequeño hijo. Ese tipo de acceso tenemos nosotros en la oración”
¿Y cómo Dios no ha de estar dispuesto a darnos lo mejor? Si un padre humano en su conocimiento limitado da a sus hijos lo que él piensa que es bueno para ellos… ¿Cómo no ha de hacerlo Nuestro Padre Celestial que verdaderamente sabe lo que es bueno para nosotros?
Busquemos al Señor en oración confiando en esto: Él nos escucha… Y Él contesta nuestras oraciones de manera perfecta. Y a veces (si eres padre lo sabes bien) eso significa un no.
Busquemos al Señor en oración confiando en esto: Él nos escucha… Y Él contesta nuestras oraciones de manera perfecta. Y a veces (si eres padre lo sabes bien) eso significa un no.
PARA PENSAR: Ven al Señor en oración con confianza. Él te escucha, Él sabe qué es lo mejor para vos, y quiere dártelo. ¡Oremos más!